Dalana Trick y la Casa Rosada (9)

             La campaña se inició un año antes de las elecciones generales. Lo primero que tenía que lograr era ganarle a los candidatos del propio partido para ser la candidata oficial única. Pronto su estilo acosador y combativo acaparó los titulares de la prensa. Hacía muecas y les sacaba la lengua a los compañeros de partido. Utilizaba lenguaje burlón y soez para humillar a los otros candidatos y a sus simpatizantes. Abrió una gran brecha entre las clases sociales envaneciéndose de su pedigrí y dando a menos a cualquiera que no hubiera nacido en cuna de oro. Tenía espías por todas partes para descubrir información bochornosa de sus contrincantes y publicarlas en sus tuíts. Los demás le tenían terror. Era una mujer de muchos recursos. Conocía a mucha gente poderosa, no solo en su país, sino en el ámbito internacional. Odiaba a los que no eran como ella y lo decía abiertamente sacando a flote el odio velado que había en los ciudadanos de su nación. Pronto empezaron las disputas en las calles. Las gentes peleándose por el color de la piel, por su procedencia, por su sexo, por sus preferencias sexuales y hasta por la religión.

            El país ya había vivido ese odio, unos los habían metido en los baúles junto con sus uniformes de las guerras previas. Otros lo habían superado. Los demás nunca lo sintieron. Pero Dalana sabía muy bien como abrir la caja de Pandora y desatar los demonios a su favor. Desatados los peores sentimientos, convenció a sus portadores de que iba a hacer al país maravilloso otra vez. Respetado por todos. Temido. A eso se dirigía con paso firme. Esa era su carta debajo de la manga: el odio.